jueves, 1 de noviembre de 2007

Diario de un recreativista de San Silvestre en Madrid


La romería chica estaba en todo su apogeo cuando llegó la hora de irse. Normalmente hubiese sido una salida triste del recinto, pero esta vez era distinto, me iba a Madrid. ¿A qué? Pues en principio iba a ver al Recreativo jugar en el Santiago Bernabeu, pero al final del día resulto ser mucho más que eso.

No se trataba de una aventura en solitario, estaba todo organizado desde hacía semanas. Un grupo de unos quince personajes de San Silvestre de Guzmán, y otras once personas de Castillejos, el pueblo de al lado; este era el panorama. A las dos de la mañana nos pasaba a buscar el autocar que sería como una prisión durante las siguientes ocho horas. Pintaban bastos desde el minuto cero, la romería chica había hecho estragos en parte del personal. La típica leve intoxicación etílica que llevábamos algunos de los de San Silvestre chocaba frontalmente con las ganas de dormir de la mayoría de los habitantes de aquella pequeña cárcel. La historia tenía ya todos los ingredientes necesarios para una "road movy" a saber: dos bandos, un poco de alcohol, personajes de todas las edades y a cual más pintoresco, un objetivo y mil doscientos kilómetros de carretera por hacer, vamos, ni Tarantino lo hubiese planteado mejor. ¡Ah! lo olvidaba, una banda sonora de Óscar a cargo de nuestro amigo Javi.
Ya ha salido el primero de nuestros protagonistas, os presento a todos.

Javi, la banda sonora de tu vida.
Tapón, las fuerzas de choque de la Peña Recreativista de San Silvestre de Guzmán, un hombre incombustible.
Pedro, el dubitativo, se apuntó al viaje el último.
Manolo, el Mario Conde de la Peña, un hombre peligroso a ratos. Si decide pasarlo bien no te separes de él.
Enrique, il Capo, nuestro líder, el que parte y reparte. No lo enfadéis.
Quino, el hombre bala. No lo alejéis de donde está la acción o se pondrá muy, muy, muy nervioso. Si hubiese podido entrar al Santiago Bernabeu directamente con el autocar lo hubiese hecho, y se hubiese amarrado a poste.
Juan. El hombre de hielo, Quino y él son complementarios. Juan es el hombre tranquilo, es John Wayne.
Duarte, o más conocido como Willy Fog. Nadie tiene más kilómetros a la espalda en autocar que él. El viaje para él fue un paseito.
Urtáin. Este se apunta a un bombardeo. Con tipos como él las cosas son mucho más fáciles de lo que parecen. Es el resuelve problemas.
Domingo, histórico recreativista, una incógnita lo que podría pasar con él aquel viaje. Es una caja de sorpresas.
Sergio, en todas las fotos que vimos d aquel viaje tiene una cerveza en la mano, pero ¿era siempre la misma? Eso nunca lo sabréis.
Fernando, el buen pastor. Es la mano derecha de Enrique il capo a la hora de llevar a las ovejas al redil. No os perdáis la escena en la que vierte su ponzoña narcotizante en el oído de Pedro el dubitativo.
Fernando "Padre". El decano de los tres mil onubenses que estábamos ese día en el estadio. Él y su hijo menor, son una peligrosa pareja de timadores. Ojo con ellos.
Ismael. Inseparable de Manuel. Se lo pasó en grande viendo lo que ocurría a su alrededor.

Y yo. El que escribe. Supongo que de mi tendrán alguna opinión del estilo mis compañeros de viaje, preguntadle a ellos.

Si queréis saber cómo sigue esta historia, qué ocurrió entre estos personajes y el resto de los del autocar. Cómo fue la relación con nuestros acompañantes de Castillejos, volved a visitar este blog y pronto lo podréis leer.

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